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El glaucoma en personas mayores: Cómo entender y enfrentar este reto

El glaucoma, conocido también como “el ladrón silencioso de la vista”, es una enfermedad que afecta principalmente a las personas mayores. 

En este artículo nos sumergimos en el mundo de esta condición para comprenderla mejor y aprender cómo podemos enfrentarla juntos. 

¿Quieres saber más? ¡Pues acompáñanos en este recorrido! 

¿Qué es el glaucoma?

Para entender al glaucoma, primero debemos conocer qué es. Se trata de un conjunto de enfermedades que dañan el nervio óptico del ojo, conduciendo gradualmente a la pérdida de la visión. Aunque esta enfermedad puede afectar a cualquier persona, las personas mayores tienen un riesgo significativamente más alto.

Síntomas del glaucoma 

Lo peligroso del glaucoma es que, en muchas ocasiones, no presenta síntomas notorios hasta que el daño está bastante avanzado. Es por ello que resulta vital someterse a revisiones oftalmológicas regulares, especialmente después de los 60 años.

Entre los síntomas más comunes podemos encontrar:

  • Visión borrosa: Uno de los primeros indicios puede ser una ligera borrosidad en la visión que va en aumento.
  • Dificultad para adaptarse a la oscuridad: Si notas que tus ojos tardan más en adaptarse cuando apagas la luz, puede ser una señal de alerta.
  • Pérdida del campo visual: Es común que la visión periférica sea la primera en afectarse, dando la sensación de estar viendo a través de un túnel.
  • Dolor ocular: Algunos experimentan una sensación de presión o dolor en los ojos, especialmente en los casos de glaucoma de ángulo cerrado.
  • Visión de halos: Al mirar las luces, pueden aparecer halos o anillos luminosos alrededor.
  • Enrojecimiento de los ojos: Los ojos pueden tornarse notablemente rojos y mostrar signos de irritación.
  • Náuseas y vómitos: En situaciones extremas, la presión elevada en el ojo puede provocar náuseas y vómitos.

Tipos de glaucoma 

Glaucoma de ángulo abierto

Este tipo de glaucoma es el más común, representando la gran mayoría de los casos. Su principal característica es el desarrollo lento y progresivo, lo que a menudo lo hace difícil de identificar en las primeras etapas. Aquí te mencionamos algunos detalles a tener en cuenta:

  • Progresión gradual: La pérdida de visión ocurre lentamente, comenzando generalmente con la visión periférica.
  • Presión intraocular elevada: Es causada por un drenaje insuficiente del fluido ocular, lo que genera una presión mayor a la normal en el interior del ojo.

Glaucoma de ángulo cerrado

Este tipo es menos común, pero más fácil de identificar debido a los síntomas notorios y a menudo agudos que presenta. Principalmente se manifiesta en:

  • Inicio súbito: Los síntomas pueden aparecer de repente, causando dolor intenso, visión borrosa y enrojecimiento ocular.
  • Emergencia médica: Si se presentan síntomas de glaucoma de ángulo cerrado, es imperativo buscar atención médica de emergencia para prevenir daños permanentes en el ojo.

Glaucoma congénito

Aunque es bastante raro, el glaucoma puede presentarse desde el nacimiento. En estos casos, es vital un diagnóstico y tratamiento tempranos para proteger la visión del pequeño:

  • Síntomas visibles: Los bebés pueden presentar síntomas como ojos opacos, lagrimeo excesivo y sensibilidad a la luz.
  • Diagnóstico pediátrico: Los especialistas pueden identificar y tratar esta afección en los primeros años de vida, mejorando las perspectivas a largo plazo para los niños afectados.

Glaucoma Secundario

Este tipo de glaucoma se desarrolla como resultado de otra afección médica o del uso de ciertos medicamentos, como, por ejemplo:

  • Causas diversas: Puede ser consecuencia de una lesión en el ojo, una cirugía previa o enfermedades como la diabetes.
  • Tratamiento multifacético: El tratamiento del glaucoma secundario a menudo implica abordar la afección subyacente además del glaucoma en sí.

¿Cómo prevenir el glaucoma?

Aunque no todas las formas de glaucoma son prevenibles, sí existen estrategias para reducir el riesgo de desarrollarlo. Entre ellas, destacamos las siguientes: 

  • Visitas al oftalmólogo: Hazte exámenes oculares completos con regularidad, especialmente si tienes más de 40 años o antecedentes familiares de glaucoma. En cada visita, asegúrate de que el especialista revise tu presión intraocular, uno de los principales indicadores de glaucoma.
  • Alimentos ricos en nutrientes: Una dieta equilibrada que incluya frutas, verduras, pescado y granos enteros puede ayudar a proteger tus ojos.
  • Hidratación: Beber suficiente agua durante el día contribuye a mantener una presión intraocular saludable.
  • Ejercicio: Practicar actividades físicas regulares, como caminar o nadar, puede ayudar a reducir la presión intraocular.
  • Evitar el sedentarismo: Trata de evitar estar mucho tiempo sin moverte, realiza pausas activas si trabajas sentado por períodos prolongados.
  • Gafas de sol: Usa gafas de sol con protección UV para proteger tus ojos de los dañinos rayos del sol.
  • Precaución con lesiones: Al realizar actividades que puedan resultar en lesiones oculares, como deportes o trabajos manuales, usa protección ocular adecuada.
  • Diabetes: Si eres diabético, lleva un control estricto de tu glucosa para prevenir complicaciones oculares.
  • Presión arterial: Mantener una presión arterial saludable también es beneficioso para tus ojos.

¿Es posible adaptarse al glaucoma?

Adaptando tu espacio

Asegúrate de que tu hogar esté bien iluminado para evitar accidentes y facilitar la visión. Además, es bueno que mantengas tus pertenencias organizadas y en lugares fijos para encontrarlas fácilmente.

Uso de la tecnología 

La tecnología puede ser tu gran aliada, ya que existen diversas formas de utilizarla. Como, por ejemplo:

  • Lectores electrónicos: Facilitan la lectura permitiendo ajustar el tamaño de la letra y el contraste. 
  • Aplicaciones móviles: Están diseñadas para asistir a personas con visión reducida.